domingo, 27 de enero de 2019

Dos años... y una vida


Muchos días quise agitarte para despertarte de tu letargo, 
como si pudiera hacerte escupir el virus que se te había llevado a un trance
que ya duraba muchos años.

Soñaba que un día, de repente, te despertabas y volvía a tener una conversación normal contigo.

Tú eras tú.
Me escuchabas, me respondías, hacíamos cosas triviales.
Imaginaba que inventaba una cura milagrosa y te devolvía a este mundo;
porque ya te habías perdido muchas temporadas de esta serie.
Tendría que hacerte un resumen muy rápido de todo lo que había pasado en este tiempo.

Buscaba ese botón de ON que algo o alguien había puesto en OFF,




Pero nunca encontré el botón.

Nunca escupiste el virus.

Nunca saliste del trance.

No inventaron tal cura.

No pude hablar contigo, ni ser reconocida, ni explicarte las cosas que me iban pasando.

No me pudiste abrazar cuando lloraba,
ni reírte o alegrarte con todo aquello en lo que me he convertido... mamá.

Mi esperanza y mi sosiego están en esperar que, 
en algún destello de lucidez y vida,
te llegaran trocitos de toda la vida que te ibas perdiendo.

Dos años y una vida, mamá.

T'estimo.

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